Pedro era anciano, o pastor, entre los ancianos, y no sobre ellos (1 Pedro 5:1). El Papa es la cabeza del clero de su iglesia, está sobre todos ellos, y pretende ser el vicario de Cristo en la tierra; pero en otra parte de este estudio veremos la falsedad de tal pretensión.
Pedro exhortó a los ancianos a no tener señorío sobre las herencias del Señor, sino que sean ejemplos para la grey (1 Pedro 5:2-3). El Papa pretende tener señorío sobre todos los ancianos, sobre la grey y sobre todo lo temporal y espiritual.
Pedro enseñó que todos los creyentes formaran un sacerdocio real (1 Pedro 2:5,9). El Papa ha creado una casta sacerdotal que pretende estar sobre los laicos; y en la misa, tal casta pretende ofrecer a Cristo en sacrificio tal como fue ofrecido en la crucifixión en el Calvario. En la misa el verdugo es el sacerdote o el Papa.
Pedro obedeció la ley de Dios al tener una esposa legítima (Mateo 8:14; 1 Corintios 9:5). El Papa no se casa, y prohíbe a los sacerdotes y a otras castas de la iglesia que se casen. ¡Qué negras están muchas páginas de la historia católica por causa de tal prohibición, que arruina moral y espiritualmente aún a los papas!
Pedro recomienda a los creyentes que se sujeten a la autoridad civil (1 Pedro 2:13-17). El Papa pretende estar sobre toda ley civil, y que todos los católicos no deben sujetarse a las leyes civiles si no están de acuerdo con la iglesia católica.
Pedro rehusó recibir dinero de Simón el mago que quiso comprar los dones espirituales que el apóstol tenía (Hechos 8:20). El Papa vende su religión; tanto por el bautismo, tanto por la confirmación, tanto por la misa, tanto por las indulgencias, etc.
Pedro dijo a Simón el mago que orara a Dios para que obtuviera perdón por sus pecados (Hechos 8:22). El Papa estableció la confesión auricular, y pretende que los sacerdotes tengan el poder para perdonar pecados. "Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?".
Pedro dice que "Dios no hace acepción de personas" (Hechos 1:17). El Papa hace acepción de personas cuando pretende conferir a los sacerdotes el poder de perdonar pecados, y al sostener el gobierno jerárquico de la iglesia católica.
Pedro rehusó la adoración de Cornelio, el centurión italiano de Cesarea (Hechos 10:26). El Papa demanda que sus súbditos le adoren y besen sus pies cuando le visitan. Cristo nunca demandó tal humillación de sus seguidores.
Pedro enseña que somos salvos mediante la fe (Hechos 4:12; 15:9-12). El Papa enseña que la salvación es por ceremonias, ritos y buenas obras.
Pedro, como Pablo, enseña que Cristo es la cabeza de la iglesia y su único legislador (Hechos 4:11; Efesios 1:22). El Papa pretende ser cabeza de la iglesia y aún el legislador de ella. ¡Qué sorpresa tendría Pedro si pudiera saber lo que la iglesia católica le ha atribuido. Esto me hace pensar que él desearía hacer a la iglesia católica lo que Cristo en el templo de los judíos (Mateo 21:13; Marcos 11:17).
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