Caminando por la calle de la ciudad, uno ve a dos jóvenes muy bien parecidos. Los jóvenes están en una misión religiosa - desean convertirle a usted en uno de los feligreses de la Iglesia de Cristo de los Santos de los Últimos Día, los mormones. A primera vista, parece que los mormones son solamente un grupo más entre los muchos grupos religiosos del mundo actual. Sin embargo, una corta comparación de las doctrinas mormonas con las enseñanzas de la Biblia revela graves errores en las doctrinas mormonas. A la luz de la Biblia, es obvio que el mormonismo no es evangélico ni se basa en la Palabra de Dios. Note algunas de las falsas doctrinas enseñadas por los mormones:
Los mormones dicen que creen en la Biblia hasta donde se ha conservado
la traducción correcta. Afirman que la "iglesia apóstata"
la ha corrompido gravemente, quitando muchas partes y agregando otras.
Han publicado su propia versión de la Biblia (2 Tim. 3:16-17).
El mormonismo dice que la Biblia es insuficiente. No contiene toda la verdad que Dios desea dar a su pueblo. Por lo tanto, Él ha dado otras revelaciones a José Smith que están en el mismo nivel de la Biblia. Estas se hallan en sus libros: "Él Libro de Mormón", "La Perla de Gran Precio" y "La Doctrina y Los Pactos". Son la guía suprema para la iglesia. Además, Dios habla por medio del sacerdocio. Los Oráculos Vivos "valen más para los Santos de los Últimos días que todas las Biblias" (Salmos l38:2; Filipenses 3:16).
El mormonismo enseña que hay muchos dioses. Enseñan que todos los dioses, inclusive Jesucristo y su Padre, tienen cuerpos gloriosos de carne y hueso. Están sujetos a las leyes que gobiernan lo físico y están en todo el universo. Enseñan que los dioses han sido humanos. Tienen muchas esposas y procrean hijos. Los hijos de estas uniones celestiales son espíritus que esperan la oportunidad de nacer en el mundo. Si oyen la doctrina mormona, la aceptan y cumplen fielmente con todas las obligaciones de la iglesia, después de la muerte serán dioses (1 Timoteo 2:5).
Dicen que Jesucristo fue el Hijo de Dios-Adán y María.
No fue engendrado por el Espíritu Santo, sino por generación
natural. Enseñan que Jesús tuvo varias esposas, entre
ellas, Marta y María, las hermanas de Lázaro y María
Magdalena. Fue de esta manera que pudo "ver su linaje" prometido
(Juan 10:30; Juan 1:1-3).
Enseñan que el sacerdocio mormón reparte los dones del Espíritu Santo a su voluntad. Sin embargo, la Biblia enseña claramente que Dios ahora se relaciona y trata directamente con cada individuo (1Timoteo 2:5; 1Pedro 2:9; Hebreos 4:14-16).
Enseñan que Adán se vio en necesidad de desobedecer uno de los mandamientos de Jehová para poder cumplir con otro más importante, el de poblar la tierra. Por la desobediencia de Eva, ella había sido condenada a la mortalidad. Para poder retenerla por esposa y poblar la tierra, él también tendría que hacerse mortal. Sabiamente desobedeció también para que pudiera nacer la raza humana (Santiago 1:13-14).
El mormonismo enseña que Jesucristo expió solamente el
pecado de su Padre, Dios-Adán. Esto hizo posible la liberación
de la humanidad de los efectos de la caída, pero no era para redimir
al hombre de los pecados individuales (Hebreos 10:10-12; Juan 19:30).
Se enseña que los que han muerto sin ser bautizados en la iglesia
de los mormones tendrán una oportunidad de oír la predicación
de la verdad en el mundo de los espíritus. Muchos creerán
pero no tienen allí la oportunidad de bautizarse para ser salvos.
Por lo tanto, los fieles que aún viven deben bautizarse en lugar
de cada difunto cuya conversión desea. Así pueden tomar
parte, cuantas veces deseen, en la salvación de las almas.
Enseñan que el estado eterno de la mujer depende de haber dado a
luz a hijos en esta vida. Basan su idea de la salvación por
medio de la maternidad sobre 1 Timoteo 2:15 (Efesios 2:5-9; Hechos
10:11; 2 Timoteo 1:9).
Según los mormones, los fieles llegarán a ser dioses, como Adán-Dios. Si los esposos son "sellados" en el templo, el matrimonio es eterno. El hombre, con su esposa o esposas como reinas, reinarán sobre el planeta que sea su responsabilidad. Continuarán procreando hijos espirituales eternamente. Las solteras tendrán que servir en una capacidad inferior en el mundo venidero. Por lo tanto, las mujeres prefieren ser una de varias esposas y no ser una criada por toda la eternidad. Puesto que las leyes del país prohíben la poligamia, pueden celebrarse bodas espirituales para ser esposos en el cielo aunque no puedan casarse ante la ley ahora. José Smith escribió las palabras siguientes sobre el matrimonio celestial:
"Abraham recibió concubinas y ellas dieron a luz a sus hijos,
y le fue contado por justicia. Id, por lo tanto, y haced las obras
de Abraham; entrad en mi ley y seréis salvos" (Doctrinas y Pactos
132:37, 34). Que vea Mateo 19:5-6; 1 Corintos 7:2; Efesios 5:31).
Creen que los paganos resucitarán con los justos y tendrán la oportunidad de oír la verdad. Si la aceptan serán salvos; si la rechazan, condenados (Hebreos 9:27; Apocalipsis 20:11-15).
Habiéndose enterado el lector de las doctrinas falsas del mormonismo por medio de este análisis, es posible que dirá: "¿Qué bien cree el autor resultará por quitar así la máscara de este sistema falso; sacando a la luz del día la duplicidad de ésta impostura? ¿Por qué no dejar en paz a esta gente, ahora pacífica y digna de elogio por muchas razones? Al fin, ¿no son completamente sinceros los mormones?"
La contestación a estas preguntas se encuentra primeramente en las palabras del apóstol Pablo cuando declara que es obligación de "el siervo del Señor que...con mansedumbre corrija a los que se oponen: sí quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a la voluntad de él" (2 Timoteo 2:25-26).
En segundo lugar, la Biblia declara que todos nosotros, por pertenecer a una raza caída moral y espiritualmente, o actualmente en rebelión contra Dios, estamos en peligro de ir al infierno, por TODA LA ETERNIDAD. La Biblia también afirma claramente que la única manera de salvarse es mediante un arrepentimiento verdadero y una fe no fingida en el Señor Jesucristo de que habla el evangelio. ¿No sería pues un crimen incalificable dejar perecer a tantos sin tenderles la mano. ¿No sería una falta de amor el rehusar de exponer el error y a la vez anunciarles que no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres en que podamos ser salvos? (Hechos 4:12). Si yo estuviera en el lugar de un mormón, hubiera deseado que alguien me desengañara; y si como un mormón llegara al infierno, ¿no culparía yo a los cristianos que guardaron silencio y me dejaron perecer sin echarme una soga para salvarme?
Amigo mormón, le ruego admitir la perfección y suficiencia de las SAGRADAS ESCRITURAS (Santa Biblia), y desechar terminantemente toda adición y modificación que cualquiera quisiera hacer a ellas (Apocalipsis 22:18-19). Sobre todo hínquese en la presencia del Dios de amor y verdad (que no es hombre que muda), y pida la iluminación del Santo Espíritu de Dios para ver la hermosura de la luz divina en la Santa Biblia, y volviendo las espaldas a lo falso, conozca la libertad gloriosa que el Hijo de Dios da (Juan 7:17; 8:31-32,36).
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