Hoy día hay mucha confusión sobre el papel de la mujer en la sociedad y así también adentro de la iglesia. En todos lados hay mujeres frustradas por la falta de entender bien su función en su hogar, en su comunidad, y en el servicio del Señor.
En las iglesias en asambleas mixtas se oyen las voces de la mujer dirigiendo los cultos, orando en público, y aún enseñando y predicando la Palabra de Dios. En los años recientes se han levantado muchas pastoras, predicadoras, y evangelistas. Sin vergüenza, esas mujeres ejercen autoridad sobre sus padres, sus esposos, sus hijos, varones adultos, y sobre los maridos de todas las demás mujeres en la congregación. Para justificar sus acciones, ellas tuercen muchos pasajes bíblicos para seguir en su dominio y autoridad en la iglesia.
Muchas citan el caso de mujeres hablando en Pentecostés como prueba en el caso. Las mujeres dispersas en esta asamblea numerosa en Pentecostés hablaron como el Espíritu Santo les permitió a ellas que hablaran, pero todo lo que ellas hablaron fue privado, no público. Ninguna mujer habló en público en el día de Pentecostés. El Espíritu Santo es muy cauteloso al salvaguardar este punto de modo que nadie necesite caer en error a menos que él quiera. En Hechos 2:14 se dice específicamente que cuando esa asamblea fue llamada al orden y la hora para el discurso público llegó, que "Pedro, poniéndose en pie con los once", fue el que habló. Ninguna mujer en el día de Pentecostés bajo el control del Espíritu Santo se atrevió a pararse ante esa asamblea mixta y decir una palabra. Y Pablo dice en 1 Corintios 14:37 que ninguna mujer dirigida por el Espíritu Santo desobedecerá las prohibiciones dadas aquí en cuanto a las mujeres hablando en asambleas mixtas ante hombres. Hechos 2 y 1 Corintios 14 están en perfecta armonía. La consistencia de las Escrituras en lo referente a la mujer es demostrada (e incidentalmente su inspiración verbal), en que una ocasión cuando las mujeres hablaron siendo movidas por el Espíritu Santo, el Espíritu Santo hizo que el escritor inspirado expresara llanamente que las mujeres, hablando como Él les permitió a ellas expresarse, no se pararan ante asambleas mixtas y hablaran. Pedro y los once, y solamente ellos, se pararon y hablaron a esa asamblea de Pentecostés.
El asunto no es de que si una mujer puede hablar en una asamblea mixta
pública, sino si es escritural y correcto que una mujer hable, ore,
y enseñe en asambleas mixtas públicas. La cuestión
ante nosotros es, si las Escrituras alguna vez autorizan por mandato o
ejemplo a mujeres parándose ante asambleas públicas mixtas
y dirigiéndose a ellos como hacen muchas mujeres hoy día.
Nosotros pensamos que debemos de ser capaces de demostrar que las Escrituras
son consistentes a través de ellas en ese mismísimo punto.
Pero dejemos bien claro este asunto aún un poco más lejos
haciendo notar exactamente qué es lo que les está prohibido
hacer a las mujeres que hagan.
1. Hablar en público en asambleas religiosas mixtas (1 Corintios 14:34-35). Esta prohibición se extiende hasta el punto de que no se les permite hablar desde la audiencia y hacer preguntas.
2. Dirigir las oraciones en público en una asamblea mixta. (1 Timoteo 2:8-9). La palabra "hombres" aquí significa "hombres" para distinguirlo de mujeres y niños, como dice el léxico de Thayer. Esto significa que los hombres solamente son los que dirigen las oraciones públicas en asambleas mixtas.
3. Enseñar a los hombres (1 Timoteo 2:12). Esta prohibición limita el trabajo de las mujeres en las escuelas dominicales a enseñar a mujeres y niños. Hay cantidad de trabajo para que ellas hagan sin salirse de su lugar y enseñar en clases de hombres. Es significativo que casi todos los expertos en escuela dominical hoy están diciendo que enseñar a hombres y a niños que estén por sobre el departamento de intermedios es un trabajo de hombres. Dios dijo eso hace mucho tiempo.
4. Ejercer dominio sobre un hombre (1 Timoteo 2:12). A las mujeres se les prohíbe que ocupen un lugar en el trabajo de las iglesias que las sitúe en autoridad sobre sus hermanos.
Estas son las prohibiciones que Dios el Espíritu pone sobre nuestras
hermanas.
Mencionaremos solamente dos:
1) Engendrar hijos (1 Timoteo 2:15). Como bien dice B.H. Carrol: "La mujer deberá vivir, indirectamente en los niños que ella engendra si ellos, (los niños), prueban que valen la pena. El hombre vive o muere de acuerdo a sus reglas y liderato en los asuntos públicos; la mujer vive o muere en sus hijos. La esfera del hombre es la arena pública. La esfera de la mujer, su hogar. La mamá de famoso mexicano, Benito Juárez, vivió en él; Loida y Eunice vivieron en Timoteo. La matrona romana Cornelia, apuntó hacia sus muchachos, los Gracchi y dijo: "Estas son mis joyas".
El mundo es mejor y más esplendoroso cuando las mujeres santifican y embellecen el hogar, diciendo llenas de orgullo: "Mi esposo es mi gloria, mis hijos son mis joyas, y yo estoy contenta de vivir en ellos. ¿Por qué he de desear ser un hombre y ocupar su lugar; quién entonces llenará el mío?"
2)
Su hospitalidad y servicio. En Mateo 10:40-42 el Señor
Jesús por si mismo muestra que aquellos que reciben profetas de
Dios y los atienden a ellos y a sus pequeñitos necesitados, tendrán
tanta recompensa como los profetas a quienes ellos atendieran. En
otras palabras el Maestro dijo que las mujeres, sobre quienes recayeran
estas tareas obtendrán tanta recompensa por su trabajo privado fielmente
hecho, como los hombres tendrán por su trabajo público fielmente
realizado. La mujer que habla en público, así como
las gentes que dan ofrendas y oran y ayunan para ser vistos por los hombres,
reciben su propia recompensa en las alabanzas que reciben de los hombres.
En este asunto es bueno dar lo que las Escrituras tienen que decir en el lado positivo de la cuestión así como en el lado negativo. Este ha sido el punto débil de mucha de la discusión en las prohibiciones de Pablo. A las mujeres se les ha dicho lo que no deben hacer; pero cuando ellas vienen con fervorosa sinceridad a preguntar que cosas quiere Dios que ellas hagan, frecuentemente se quedan sin respuesta definitiva.
Ahora bien la Palabra de Dios es tan clara y llana en lo que una mujer debe hacer, así como en lo que ella no debe hacer. Nosotros creemos que un estudio cuidadoso de algunas de las cosas que Dios les ha mandado a las mujeres que hagan, mostrará que el empleo más descuidado en el mundo, es el trabajo de la mujer. Hasta el punto que la mujer se convierte en competidora del hombre, al hacer el trabajo del hombre, y hasta ese punto el trabajo de ella queda sin hacer. Porque tantas mujeres están tratando de ser hombres, y de llenar los lugares de los hombres, que el trabajo de las mujeres hoy, es el más desestimado, y el trabajo que más se necesita en el mundo. ¿Cuál es la esfera y el empleo de la mujer?
1) El Hogar. Las mujeres deben, sobre todas las cosas, ser hogareñas. La mujer fue hecha para que fuera la compañera del hombre. La "mujer virtuosa" de Proverbios 31 era una "trabajadora de su hogar". Pablo le encarga a Timoteo, el joven predicador, que enseñe a las mujeres jóvenes, a que no sean haraganas, habladoras o chismosas, sino "cuidadosas de su hogar" (1 Timoteo 5:13-14). Pedro también tuvo algo que decir sobre el mismo asunto en 1 Pedro 3:16.
La corte de divorcio, la casa de departamento, y el club moderno son cosas que hoy amenazan la santidad y felicidad y continuidad de nuestros hogares, porque muchas mujeres no están dispuestas a ser mujeres y hacer las cosas necesarias que convierten sus hogares en pequeños paraísos de amor y de Dios. La mujer que descuida la vida de su hogar por hacer cualquier clase de trabajo público, ya sea religioso o de otra índole, no está ocupando la esfera que Dios le encomendó, ni está haciendo la tarea que Dios le dio. Su esposo es un extraño entre los hombres, vagando entre logias y vestíbulos de moteles y otros lugares de ociosidad en la noche tratando de encontrar el compañerismo y el amor que debía tener en el hogar; y sus niños son una amenaza para la prosperidad pública y el bienestar de la comunidad en que ella vive. La vida del hogar es una de las descuidadas esferas del trabajo de la mujer, porque ninguna casa nunca fue, ni jamás podrá ser un hogar sin una mujer que "guíe la casa". Pablo ordena que solamente las mujeres deben ser puestas en la lista de aquellas sostenidas por la iglesia, en 1 Timoteo 5:9-10, que fueran muy viejas para ser una madre y cuyos hogares hubieran sido deshechos por causa de su viudez y sus hijos estuvieran todos "crecidos".
En esto hay un ejemplo llamativo de la "consistencia de la Biblia en el trabajo de la mujer". Dios nunca pretendió que las mujeres descuidaran sus hogares o sus maridos o sus niños para hacer alguna clase de trabajo público.
2) Maternidad. Pablo ordenó que las "mujeres jóvenes se casaran, tuvieran niños, guiaran la casa y que no dieran al adversario ocasión de maledicencia". El evangelista famoso, Billy Sunday, contó un discurso a las mujeres de Kansas City de cómo dos médicos le habían contado recientemente de seis y doce mujeres respectivamente de los coros, y ocupadas en otros trabajos religiosos en otras ciudades donde él había estado, quienes habían venido a ellos a pedirles que "prostituyeran su hombría" y que pecaran contra Dios y sus esposos y sus hogares, y sus progenies sin nacer "relevándolas a ellas de los cuidados de la maternidad". Algunos doctores han encontrado que fue suficientemente criminal hacer lo que ellas pidieron porque ninguna de ellas ha podido tener hijos desde entonces. Este tipo de cosas es lo que da al adversario ocasión de hablar maledicientemente de muchas mujeres en muchas iglesias.
3) Enseñar a las mujeres. La Palabra de Dios prohíbe a las mujeres que enseñen a los hombres (1 Timoteo 2:12). Igualmente la Palabra de Dios claramente ordena a las mujeres que enseñen a las mujeres (Tito 2:3-5). La razón por la cual tantas mujeres jóvenes están enredadas en las redes de los esclavizadores-blancos hoy, es porque ellas no han sido enseñadas. La razón de que tantas muchachas sean seducidas en el vergonzoso y licencioso baile moderno, es porque las madres y otras mujeres que debieran ser sus maestras están muy ocupadas tratando de hacer el trabajo le los hombres, para tener tiempo de enseñar a sus hijas modestia, decencia y castidad. La razón de popularidad de los "cines" con sus ilimitadas tentaciones bajo el más favorable ambiente y la mucha libertad entre los sexos, es porque las mujeres están descuidando el enseñar a sus hijas a santidad de sus propias personas y la necesidad de mantener a los muchachos "manos fuera" para la reservación de su propia castidad. La desvergonzada exposición de su persona, usando trajes muy bajos en la parte de arriba y muy altos en la parte de abajo y teniendo muy poca ropa, tan común entre muchas mujeres modernas, es un triste comentario del desastroso descuido de las mujeres más viejas que no enseñaron a las mujeres más jóvenes a cómo vestir "decorosa y castamente".
Uno de los más conocidos evangelistas entre los bautistas sureños dijo en Murray, Kentucky hace algunos años, que en los últimos diez pueblos en los cuales él predicó, la mayoría de las muchachas eran más osadas que los varones. Que un hecho como este exista en cualquier pueblo, es la más severa acusación que pueda ser traída contra las mujeres de ese pueblo. Esto prueba mi punto de vista de que el trabajo más descuidado del mundo, es el trabajo de la mujer. Ellas no pueden hacer el trabajo de los hombres sin descuidar el suyo. Lo peor es que hay pastores y "hombres de Dios" (¿?) que las alientan a ellas que dejen sus propios hogares y entren en competencia con los lugares de los hombres en trabajos religiosos, públicos, en negocios o en política, justamente hasta ese punto son ellos los responsables de que las mujeres descuiden sus tareas dadas por Dios y enseñadas por la Biblia.
4) Hospitalidad, servicio, sacrificio. En 1 Timoteo 5:10, Pablo describe el trabajo de la mujer como cuádruple.
Hogar - "Engendrando hijos".
Hospitalidad - "Agasajando invitados"
Servicio - "Lavar los pies de los santos"
Dar sacrificios de tiempo para "aliviar a los afligidos y otras buenas obras."
La viuda que dio sus dos dracmas y María, quien rompió
su frasco de alabastro sobre su Señor, son magníficos ejemplos
del sacrificio de dar. Dorcas y otras de su clase fueron notables
por sus servicios heroicos de auto-sacrificios a los pobres y afligidos
del Señor. Lidia y Priscila y la mujer que alimentó
a Elías un año completo, y muchas otras, son ejemplos maravillosos
de mantener las puertas abiertas de la casa para los siervos del Señor.
Las mujeres tienen sus manos bien ocupadas si ellas siguen el programa
de Pablo como se describe arriba. Pablo fue tan especifico en decirles
a las mujeres lo que ellas debían de hacer, así como en decirles
lo que no debían de hacer. Hasta el punto en que ellas violen sus
prohibiciones, ellas descuidarán las tareas ordenadas por Dios que
Pablo encargó. Si ellas hacen el trabajo de los hombres, los
hombres descansarán de su trabajo y las dejarán, y su propio
trabajo quedará sin hacer. Los hombres no harán el
de ellas. Si ellas atienden su propio trabajo, los hombres harán
el suyo cuando vean que ellos tienen que hacerlo.
Ahora habiendo sacado del medio algunas de las excusas comunes, notemos cuán marcadamente y consistentes son las Escrituras en enseñarnos sobre la esfera y el empleo de la mujer.
Los casos citados por los favorecedores de que las mujeres hablen en público son todos casos de "forzar las escrituras" excepto Débora, y ella no habló en público pero ejercía autoridad sobre los hombres. Pero Dios dice porque Él permitió esto.
María, la mujer samaritana, las mujeres en la tumba del Salvador; Priscila, Ana la profetisa, las hijas de Felipe que eran profetisas y otras son citadas como ejemplo de mujeres hablando en público en asambleas mixtas. En el caso de María (Ex.15:20) las Escrituras son muy específicas al decir que ella dirigía a las mujeres en el canto. Y Moisés dirigía a los hombres.
La mujer samaritana todo lo que habló lo hizo en conversaciones personales privadas a sus vecinos y conocidos cuando ella iba de casa en casa en la ciudad hablando del Salvador.
Las mujeres que llegaron primero a la tumba, pero no últimas a la cruz como tan corrientemente se dice, fueron y dijeron a los discípulos lo que habían visto, privadamente.
Priscila era esposa de un hombre de nombre Aquila. Su nombre Aquila se menciona primero cuando Pablo los conoció y en su encuentro en Corinto. Ella era, sin embargo, más activa en su trabajo para el Señor que su marido. En toda otra instancia excepto en una, su nombre aparece primero. Este único caso (Hechos 18:26), es el caso donde ellos dan alguna instrucción privada al hermano Apolos. Note usted que fue dada privadamente, no públicamente.
La Palabra de Dios dice: "Ellos lo tomaron aparte, (a Apolos) y le expusieron más exactamente el camino de Dios". Pero la cosa significativa sobre este incidente es que, a saber, ese indiferente Aquila quien es siempre mencionado después de su esposa dondequiera en las Escrituras, es aquí mencionado como tomando el liderato aún en una conversación privada con Apolos para enderezarlo en alguna materia. ¿Fue esto una casualidad que el nombre de Aquila ocurriera primero en esa instancia, o fue esto el cuidadoso trabajo del Espíritu Santo, quien es el autor de la Palabra de Dios, para imprimir en los lectores que la esfera y el trabajo de la mujer no es el liderato?
El incidente en conexión con las hijas de Felipe en Cesarea es igualmente significativo. Felipe tenía cuatro hijas que eran profetisas. Pablo estuvo viviendo en casa de Felipe en Cesarea "muchos días'". Mientras estuvo allí Dios le mandó un profeta llamado Agabo, cuya casa estaba probablemente en Antioquía, a que le dijera de las prisiones que le aguardaban en Jerusalén. Ahora, ¿por qué Dios le mandó a un hombre, todo el camino desde Antioquía a decirle a Pablo eso, estando él en la casa de un hombre que tenía cuatro hijas que eran profetisas? ¿Acaso fue por el prejuicio de Pablo contra las mujeres que Dios lo complació mandándole a Agabo, o fue esto un ejemplo contundente de la consistencia del Espíritu, quien inspiró toda profecía para mantener clara la enseñanza de la Palabra de Dios de que las mujeres no deben tener autoridad sobre un hombre?
Ahora veamos el caso de Débora. Ella fue la única mujer juez y libertadora. Ella ejerció autoridad sobre los hombres. ¿Por qué esta excepción? Dios lo dice. En Jueces 4:8 Barac dijo que él no iría a menos que ella fuera con él. Ella le contestó entonces que el honor sería de una mujer si él era tan cobarde que no se atrevía a emprender esa labor sin una mujer que lo dirigiera. El secreto de esta excepción se halla en el hecho de que los hombres en los días de Débora eran cobardes y afeminados. Mientras haya hombres varoniles en América Latina, que puedan tomar el liderato en el trabajo de Dios, no hay garantía en la Palabra de Dios en el ejemplo de Débora para que los hermanos pongan a las mujeres delante y de esta manera aumenten el número de hombres feminoides en nuestras filas, quienes se recuestan en sus obligaciones y permiten que las mujeres hagan su trabajo.
El Señor Jesús dijo algunas cosas bien claras a la iglesia
de Tiatira porque ellos permitieron a una mujer que se hacía llamar
una profetisa, que enseñara (Apocalipsis 2:20). La "cierta
e inequívoca" Escritura en este asunto son las prohibiciones
de Pablo en 1 Corintios y 1 Timoteo en el ejemplo de nuestro Señor
Jesucristo mientras estuvo en la tierra de no designar ninguna mujer para
una posición oficial y Su prohibición en Apocalipsis 2:20.
Todas las Escrituras que los hermanos introducen para apoyar que las mujeres
oren y hablen en público en asambleas mixtas pueden ser explicadas
armoniosamente y consistentemente con estas claras prohibiciones en
la Palabra de Dios.
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