¡Alarmante! ¡Vulgar! ¡Repulsivo!
Jesucristo, el Hijo de Dios sin pecado, tomó en sí mismo todas las acciones obscenas de la humanidad depravada. ¿Quién se hubiera atrevido? Dios se atrevió--a dar la vida de su Hijo en pago por tu alma perdida.
¿¿PERO POR QUÉ TUVO QUE TOMAR JESÚS NUESTRO PECADO EN SÍ MISMO ANTES DE PERDONARNOS??
Para morir en nuestro lugar, Él tuvo que llegar a ser lo que nosotros somos--PECADO. Nos hemos saturado con egoísmo, codicia, soberbia, resentimiento, amargura, hostilidad y todas las otras características feas y destructivas.
Te reto que te mires en un espejo y alabes lo que ves (tu rostro). Pero Dios no sólo ve tu rostro, sino aún más profundamente--tu corazón-- y está desagradado con lo que ve.
La Biblia dice acerca de nosotros:
Romanos 3:12 “No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno”.
Marcos 7:21-23 “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre”.
Dios ve que el codiciar a una mujer es adulterio. Mateo 5:28 “Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.
Eclesiastés 12:14 “Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta...”
Hebreos 9:27 “Está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio”.
Ezequiel 18:4 “...el alma que pecare, esa morirá”.
2 Tesalonicenses 1:8-9 Jesucristo regresará “en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder”.
Es nuestra actitud de tomar al pecado como algo “pequeño” o sin significado lo que nos hace culpables y condenados ante los ojos de Dios.
Si no se hubiera interpuesto Dios, el pecado todavía terminaría
en la muerte. Hemos visto al pecado sofocar amor, dañar hogares,
destruir familias, traicionar amigos, burlarse de las cosas divinas y más
importantes, abandonar la compasión, mentir a la conciencia, y entendidamente
cometer los actos vergonzosos sabiendo el remordimiento que nos espera
en la mañana.
Dios ha prometido dar fin al pecado. Ha condenado el pecado y
todo lo que se relaciona con él, incluyendo la tierra en la cual
vivimos. El pecado nos separa eternamente de Dios.
El Infierno es un Lugar Real
Mateo 13:49-50 “Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”.
Dios no creó el infierno para satisfacer su enojo, sino su santidad. El infierno es el depósito de chatarra de la tierra. Es la mazmorra que finalmente encarcelará a todos los rebeldes, los crueles, los arrogantes, los codiciosos, los hechiceros, los borrachos, los adúlteros, los ladrones y los destructores.
PERO DIOS PROVEYÓ UN CAMINO
Ante la atroz consecuencia de nuestro pecado, Dios tomó una decisión. Movido por el amor de Dios, Jesucristo salió de la eternidad y entró en el tiempo y espacio, auto-reduciéndose a un cuerpo humano y naciendo en el mundo mediante una virgen. Treinta y tres años más tarde antes de dejar este planeta, vistió todos nuestros pecados y llegó a ser un sacrificio a Dios derramando su sangre en la cruz romana.
La Cruz Fue Una Masacre
Cristo primero recibió 39 latigazos de un gato de nueve colas (un látigo con nueve bandas de piel, cada una con instrumentos cortantes en la punta) que potencialmente produce 351 laceraciones. El fue vendado en sus ojos y golpeado hasta ser desfigurado. Ellos le arrancaron la barba y le pusieron una corona de espinos en su cabeza. Con hostilidad burlesca, los religiosos de la multitud le escupían en el rostro del cual fluía sangre.
Todos los pecados de todas las personas quienes quieren vivir por siempre fueron cargados en Cristo. Él los taladró tan íntimamente que la Biblia dice que Él mismo llegó a ser pecado. Él “menospreció el oprobio” (Hebreos 12:2) pero por nuestra salvación. Él “sufrió la cruz”. IMAGINA! El Cristo PURO y SANTO tomando el lugar del IMPURO e IMPÍO.
1 Pedro 2:24 “Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero...”
Isaías 53:6 “...mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”.
Isaías 53:8 “...por la rebelión de mi pueblo fue herido”.
1 Pedro 3:18 “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne”.
Así como Jesús, que por fe fue hecho pecado, nosotros, por fe, podemos ser hechos justicia.
¿Es justicia lo que tu quieres? No te desesperes por tu incapacidad de ser justo. La justicia que proviene del cielo es un REGALO GRATUITO de Dios para ti.
Cuando Jesucristo tomó nuestros pecados, Él ganó
la justicia para dársela a todos los que creyeran.
Dios....“lo hizo pecado por nosotros | para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él”. 2 Cor. 5:21 |
Él murió por tí para que | Tu vivas con Él. |
Él tomó tu lugar como
un hijo de hombre pecaminoso. |
Tu tomas su lugar como un hijo de Dios sin pecado |
Él no cometió el pecado que le llevó al infierno. | Tu no haces la justicia que te lleva al cielo. |
En la cruz Jesucristo recibió tu pecado y se hizo pecado. | En este momento tu puedes recibir su justicia y hacerte justo. |
La justicia que tu recibes no se gana por cualquier cosa que hagas; es el regalo de lo que Dios ya hizo por tí.
¿¿Has Recibido Por Fe a Jesucristo Como Tu Señor y Salvador??
Cristo hizo todo por tí, vil y pecaminoso como eres. Tu pecado fue pagado en su totalidad por Cristo en la cruz del Calvario. Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Ahora para recibir esta salvación tan grande y hacerte justo para con Dios, Dios manda que te arrepientas: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30). El arrepentimiento es admitir tu pecado tal como es ante los ojos de Dios, abandonarlo en tu corazón, es decir, decidirte a no seguir en este camino, y anhelar seguir a Cristo y su voluntad con todo tu corazón. Tienes que recibir a Cristo en tu vida y corazón, creyendo las promesas de Dios (Tito 1:2).
Efesios 2:8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”.
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