La sabiduría verdadera viene solamente de lo alto.  Dios es la única fuente de sabiduría (Santiago 1:5; 1 Corintios 1:30-31).  Se obtiene la sabiduría de Dios al entrar en una relación personal con Él por medio de Jesucristo, es decir, arrepentirse y abrazar a Cristo como su único Señor y Salvador de su vida (Proverbios 9:10, 15:33; 28:5).  Se aumenta la sabiduría al andar con Dios en la vida cotidiana por medio de Su Palabra (Proverbios 2:6-9).

La sabiduría humana no es confiable y siempre nos trae consecuencias malas (Proverbios 3:5-7, 28:26) y al fin nos lleva a la destrucción y al infierno (Proverbios 16:25, 14:12).  Sin embargo, el que alcanza la sabiduría divina tendrá una vida llena de muchas bendiciones y una vida exitosa.  La sabiduría de lo alto nos hace entender los principios bíblicos de la buena conducta, la justicia y sus grandes recompensas (Proverbios 1:1-3), nos da perspicacia y discernimiento para tomar decisiones (Proverbios 1:4-6) y nos enseña como usar correctamente la ciencia (Proverbios 1:7).

El hombre sabio se caracteriza por su amor hacia Dios, su amor hacia las Escrituras, su amor hacia la justicia, su amor hacia la autoridad de Dios, su amor hacia la casa de Dios, su amor hacia la obra de Dios y su amor hacia el Señor Jesucristo.  El primer paso para obtener la sabiduría de Dios es reconocer honesta y humildemente nuestra incapacidad de guiarnos por el camino que agrada a Dios a fin de que busquemos a Dios y clamemos a Él.  "Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos" (Jeremías 10:23).  El hombre sabio deja sus pensamientos y anda por el camino de justicia que Dios ordena en Su Palabra.
 

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