Una
de las muchas paradojas de la vida cristiana es que la vida siempre viene
por medio de la muerte. Cristo murió para darnos vida.
El diácono Esteban puso su vida por el evangelio siendo apedreado
hasta la muerte para que Saulo, viendo la gracia de Dios en su vida, alcanzara
la salvación (vea Hechos 7:1-8:4). Cristo dijo: "El que halla
su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí,
la hallará" (Mateo 10:39). Pablo dijo que estaba muerto, pero
vivo para con Dios. Así fue con la vida de Juan el Bautista.
El predicaba la vida eterna, la salvación del pecado y la palabra
de vida. Sin embargo, como muchos otros a través de los siglos,
él dio su vida para que otros escucharan el mensaje de salvación
y se convirtieran de sus iniquidades a Cristo. Una pregunta le hago,
¿Ha perdido su vida para hallarla? ¿Ha muerto con Cristo
para vivir juntamente con Él? Si no le animo que se humille
delante de Dios, arrepintiéndose de sus pecados y sus rebeliones
y que se entregue completamente a Cristo para que Él sea su Señor
y Salvador. Le envío un folleto que le ayudará a entender
más claramente la salvación tan grande y maravillosa de Dios.
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CRISTIANO
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