El peligro del cristiano verdadero es siempre, pues, tenemos varios enemigos. El mundo, la carne, el diablo, estos juntos nos acosan para pecar contra Dios. El discípulo del Señor debe estar siempre alerta contra estos enemigos (1 Juan 2:15 [mundo]; Romanos 13:14 [carne]; 1 Pedro 5:8 [diablo]). Esto se resiste sometiéndose a Dios (Santiago 4:7). El peligro del cual habla el apóstol Pablo es de la persecución que padecían en aquel entonces (2 Timoteo 2:13).
También hay otros peligros cuando no analizamos bien nuestras vidas y no nos aseguramos con Dios en cuanto a la salvación de nuestras almas (2 Corintios 13:5).
A quien dijo: Que el peligro más grande es que el hombre se engrandece
a sí mismo; esto es, cuando se cree sabio en su propia opinión
y no se basa en la santa Palabra de Dios (Proverbios 28:26).
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