La liberación además de la común aplicación de
este término, se usa en las Escrituras de manera simbólica
como:
La libertad obtenida por Cristo para aquellos que eran cautivos de Satanás (Isaías 61:1; Lucas 4:18; Juan 8:36).
La libertad que llega a tener la conciencia de toda culpa, ilustrada por las palabras que el Señor dirigió a varios "tus pecados te son perdonados ve en paz" (Lucas 7:48,50).
La convicción de libres de la Ley "estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud" (Gálatas 5:1; Romanos 7:24-25).
La libertad que adquiere el cristiano del papel del pecado al morir con Cristo (Romanos 6:8-22), al contarse como muerto al pecado, goza de esta libertad de una manera experimental (Romanos 8:2-4), después de haberse dado cuenta de que la carne es demasiado fuerte para él para reprimirla por su medio.
La libertad es efectuada por el Espíritu de Jesús y el amor de Dios;
entonces al ser Cristo el objeto del alma, y no el yo, queda el creyente
en plena libertad para hacer aquello que le agrada y que, por seguir de
su nueva naturaleza, está en conciencia en la voluntad de Dios;
serse de ella misma, siempre agradable y perfecta (Romanos 12:2).
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