La Biblia enseña que las iglesias deben ejercer disciplina sobre los de su propia membresía, para el bien de toda la iglesia y el testimonio del Señor Jesucristo en el pueblo o la ciudad. La mejor disciplina posible es la programa progresiva de la iglesia que se afana en conducir a los hombres a conformar sus vidas a la de Cristo, y "renovados de día en día" a través de la oración, el estudio de la Palabra de Dios, el compañerismo con el pueblo de Dios, y el esfuerzo activo en ganar a los perdidos a Cristo. Pero, también sucede a veces que surge la necesidad de ejercer otras medidas de disciplina punitiva. El pastor tiene el deber de "reprobar, reprender" por el pecado, y "censurar abiertamente" al que comete pecado, en el cumplimiento de sus deberes pastorales en obediencia a la Palabra de Dios (1 Timoteo 5:20; 2 Timoteo 4:2; Tito 1:13, 2:15).
Hay dos propósitos primarios en la administración de disciplina por parte de una iglesia neotestamentaria--hasta el grado de separarle a uno de la membresía, o sea, expulsarle.
El primero es para guardar la limpieza de la iglesia en cuanto a la moral, y
El segundo para guardar la limpieza de la iglesia en cuanto a la sana doctrina.
Conforme a las Escrituras, hay tres clases de ofensas, cualquiera de las cuales puede motivar a la iglesia a ejercer la disciplina de separar a un miembro de la membresía.
Por Ofensas Personales--Jesucristo dio instrucciones específicas tocante a las ofensas personales entre un hermano y otro en la iglesia. Al seguir las instrucciones de nuestro Señor relacionadas a los medios ó métodos de reconciliación entre un hermano y otro en la iglesia, siempre debe poderse efectuar una reconciliación. Sería provechoso para todo hijo de Dios tener siempre en mente, que Dios, a través de Cristo, le ha perdonado mucho más a él mismo, en comparación con lo que él pudiera tener que perdonar a su hermano (Efesios 4:30-31; Mateo 6:15, 18:22). Mateo 5:23-24 dicen: "Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda". También Lucas 17:3-4: "Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale". Si sucede que no se puede conseguir una reconciliación entre dos personas ofendidas por tentativa propia, ni siquiera con dos o tres testigos, el asunto de ofensa personal entonces se lleva a la iglesia para que ella resuelva el problema, o por reconciliación, o por expulsión (separación) de la membresía de uno, ó posiblemente de los dos, como "gentil y publicano" (Mateo 18:15-17).
Por Ofensas Públicas--Cuando sucede que algún miembro de la iglesia anda desordenadamente, mintiendo, maldiciendo, defraudando en asuntos de negocios, robando, o fornicando, constituyéndose así en un malhechor, un delincuente, una ofensa delante del público, la iglesia debe tratarlo como un asunto que amenaza el bienestar de ella misma. Después de haber tomado los pasos apropiados para tratar de corregir semejante mal, por medio de enseñanza y admonición, pero sin éxito, entonces, como último recurso, esa persona debe ser expulsada de la membresía de la iglesia en obediencia a la Palabra de Dios (1 Corintios 5:1-13; 2 Tesalonicenses 3:6)
Por Ofensas Doctrinales--No precisa que una persona sea sana en la fe para llegar a ser miembro de una iglesia del Señor. Pero un miembro nuevo sí debe estar siempre listo para prestar atención, y escuchar bien con pocas objeciones a las enseñanzas y doctrinas de la iglesia neotestamentaria hasta que las entienda a fondo. Es posible que una iglesia tenga miembros en su compañerismo que no crean (ó no entiendan) todas las grandes doctrinas bíblicas de los Bautistas, pero siempre que estén dispuestos a escuchar la enseñanza de la Palabra de Dios sobre el tema en cuestión, sin causar contenciones, o sembrar discordia, pueden ser retenidos. Pero si un miembro se encuentra enseñando ó fomentando cualquier doctrina hereje en la iglesia, se le debe reprobar fuertemente, y a menos que esté dispuesto a dejar de hacerlo, o aceptar la doctrina como se enseña en la iglesia neotestamentaria, debe ser expulsado, separado de la membresía para el bien del compañerismo en total. Pablo instruyó a la iglesia en Roma como sigue: "Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos" (Romanos 16:17). Tito también dio la siguiente instrucción en Tito 3:10: "Al hombre que cause divisiones, después de una y otra amonestación deséchalo".
Cuando una iglesia neotestamentaria se limpia de lo inmundo y lo censurable, separando las personas indeseables de su membresía, casi siempre suceden dos cosas como resultado: (1) Si la iglesia expulsa a una cabra (un persona inconversa), casi siempre bala y embiste. Pero cuando se trata de una oveja (un hijo de Dios), normalmente le motivará a limpiar su vida y volver a su iglesia, más útil que nunca (2 Corintios 2:6); y (2) Los miembros de la iglesia tendrán más respeto y amor el uno por el otro. El mundo también llegará a respetar más a la iglesia, y almas se añadirán a ella. Después de que el Señor había disciplinado a Ananías y Safira con muerte en la iglesia en Jerusalén, se declara lo siguiente: "Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas. Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón" (Hechos 5:11-12).
Que usted y la iglesia allí en su pueblo tengan la sabiduría y la valentía de Dios para enfrentar los problemas y corregirlos según como Dios ha ordenado en su Palabra.
INSTITUTO EDUCATIVO
CRISTIANO
Apartado 955
01901 Guatemala, Guatemala