El Engaño De Jacob y Rebeca
 

Al serle concebidos los gemelos, Esaú y Jacob, a Rebeca, esposa de Isaac, Dios profetizó: "Y los hijos luchaban dentro de ella; y dijo: Si es así, ¿para qué vivo yo? Y fue a consultar a Jehová; y le respondió Jehová:  Dos naciones hay en tu seno,  Y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas;  El un pueblo será más fuerte que el otro pueblo,  Y el mayor servirá al menor.  Cuando se cumplieron sus días para dar a luz, he aquí había gemelos en su vientre".  Entonces Dios tenía en su plan soberano que el hijo mayor siendo Esaú iba a servir al menor, Jacob.

En lugar de confiar en Dios y esperar en su tiempo perfecto, Rebeca pensaba que tenía que ayudar a Dios para que se cumpliera su plan que le había propuesto antes de su nacimiento.  Por lo tanto cuando se presentó la oportunidad de asegurar la bendición para su hijo Jacob, ella hizo el esquema de engañar a su marido.  La mentira, el engaño, y la decepción nunca son aspectos verdaderos del plan de Dios, al contrario es pecado abominable delante de Dios (Proverbios 6:16-19).  Si ella y su hijo hubieran esperado en Dios y su Palabra, su promesa también se hubiera cumplido pero sin las consecuencias feas que experimentaron Jacob mismo y su familia.  El pecado y la incredulidad siempre trae consecuencias malas (Hebreos 3:12, 4:6).



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