Algunos predicadores enseñan que Cristo sólo vino a morir por los pecados de los que aceptan a Cristo. Ellos dicen que si Cristo murió por los pecados de todos los hombres entonces todo hombre es salvo. El problema es que esta idea ignora totalmente la parte que el hombre tiene en la salvación. Esa parte es aceptar lo que Cristo ofrece; o sea, el hombre ejerciendo su libre voluntad de rechazar o recibir lo que Cristo ofrece.

Además, la Biblia menciona en muchas ocasiones que Cristo vino para pagar los pecados de todo el mundo (Juan 3:16; 1 Juan 2:1, 2). Si la expiación y propiciación de Cristo para los pecados fuera limitada a ciertos individuos de este mundo entonces en Romanos 5:18 y Mateo 10:32 Dios está mintiendo. En muchas ocasiones Cristo dice "cualquiera", dando a entender que al mundo sin limite le ha sido ofrecido la salvación.  De la Palabra de Dios debemos entender unas cosas fundamentales en referencia a la salvación de Dios.

1)   Hay una necesidad de que cada persona sea salva (Juan 3:16-18; Romanos 3:10-23; Gálatas 3:22)

2)   La salvación de Dios es solamente en el Señor Jesucristo, quien como el Cordero de Dios, derramó Su sangre por los pecados del mundo (Romanos 5:8; Hebreos 9:22; 1 Pedro 1:18-19)

3)   Esta salvación es ofrecida gratuitamente a todos los hombres del mundo (1 Timoteo 2:4-6; Tito 2:11; 1 Juan 2:2; Juan 3.16)

4)   La salvación es aplicada cuando uno se arrepiente y recibe por fe al Señor Jesucristo como Señor y Salvador (Juan 1:12-13; Romanos 10:9-10; Hechos 20:21)

Con estos fundamentos bien establecidos podemos entender las doctrinas que se relacionan con la salvación de Dios como la elección y la predestinación de Dios.  La elección de Dios, en que nos escoge desde el principio, es la soberanía de Dios escogiendo a todos los pecadores en Cristo.  La elección no es Dios escogiendo a algunos para ser condenados y a otros para ser salvos.  No es posible porque las Escrituras dicen: "Dios no quiere que ninguno perezca sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 Pedro 3:9).  El pecador es escogido según su fe en el Señor Jesucristo.  La predestinación de Dios nos predestina a ser conformados a la imagen de su Hijo Jesucristo que es el plan y meta de Él (Romanos 8:29-30).
 

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