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El puro carácter de Dios determina todo lo que Él hace. El Jehová Dios de la Biblia es un Ser completamente santo. Santo es lo que caracteriza Su nombre (Isaías 57:15), Sus palabras (Jeremías 23:9), Sus obras (Salmos 145:17), Su reino (Salmos 47:8), y Su carácter (Salmos 22:3). Su perfecta santidad requiere que Dios esté en contra de todo lo que está en contra de Su santidad. Considere en los siguientes versículos que el Dios de puro amor es también el Dios que aborrece perfectamente el mal...
"Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos." (Proverbios 6:16-19)
"El temor de Jehová es aborrecer el mal." (Proverbios 8:13)
"Destruirás a los que hablan mentira; al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová." (Salmos 5:6)
La Biblia nos revela también que Dios es perfecto en Su justicia (Deuteronomio 32:4; Salmos 7:9). Justicia significa que Dios es completamente honesto y sin imparcialidad y que da a todos lo que merecen. La perfecta justicia de Dios no le permite aceptarnos como pecadores sin castigar nuestros pecados los cuales merecen la paga de muerte (Romanos 6:23). Por lo tanto en el amor de Dios para con nosotros, Él envió a su único Hijo para ser castigado en nuestro lugar muriéndose en la cruz del Calvario. La persona que se arrepiente y recibe a Jesucristo como Señor y Salvador es libre de condenación y el juicio de sus pecados porque él ha aceptado a Cristo su Sustituto quien satisfizo la perfecta justicia de Dios por medio su muerte en la cruz. La Biblia dice en Romanos 8:1: "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu." También en Juan 3:18: "El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios."
Dios en su amor no puede violar su perfección y su perfecto carácter y no juzgarnos. Él debe juzgarnos si no aceptamos su regalo de amor, el Señor Jesucristo, como nuestro Sustituto juzgado y castigado en nuestro lugar (Romanos 5:1). Por medio del Señor Jesucristo, Dios queda satisfecho en su perfección y el hombre tiene esperanza de ser rescatado de la ira venidera "cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron" (2 Tesalonicenses 1:7-10).
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