La vida nos presenta muchos retos especiales y difíciles que tenemos que enfrentar aún en la vida cristiana. Si somos salvos por la gracia de Dios y no por obras (Efesios 2:8-9), podemos contar que las promesas de Dios nos sostendrán a través de las tareas más duras.
En primer lugar, Cristo nos promete su presencia continua, es decir, nunca nos desamparará. "No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: el Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre" (Hebreos 13:5-6).
También el Señor Jesucristo nos promete sabiduría para aprovechar todas las circunstancias y resolver los conflictos difíciles. "Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada" (Santiago 1:5).
Asimismo el Señor nos asegura la fuerza en nuestra debilidad. "Oh Jehová, fortaleza mía y fuerza mía, y refugio mío en el tiempo de la aflicción, a ti vendrán naciones desde los extremos de la tierra..." (Jeremías 16:19).
Y lo hermoso de todo eso es que el Señor nos promete su abundante
gracia a fin de prometernos: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece"
(Filipenses 4:13). Que usted se asegure de su propia salvación
y luego viva por fe, por las promesas de Dios para que halle lo necesario
en nuestro Señor Jesucristo.
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