"Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios, uno a la verdad de un modo, y otro de otro". (1 Corintios 7:7)
"Entonces Él les dijo: No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado. Pues hay eunucos que nacieron así del vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba". (Mateo 19:11-12)
"No conviene casarse" respondieron los apóstoles (Mateo 19:10) al escuchar el Señor Jesucristo enfatizar la seriedad de la responsabilidad del matrimonio para toda la vida. Sin embargo Cristo se reacciona diciendo: "No todos son capaces de recibir esto, sino aquellos a quienes es dado".
Los pecados sexuales son abominables delante de Dios (Hebreos 13:4) y por eso Dios nos aconseja que "cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido" (1 Corintios 7:2). A pesar de este consejo, la Biblia nos hace ver que el matrimonio no es para todos. Unos tienen el don de continencia (1 Corintios 7:9), el don de dedicarse a la obra del Señor sin preocuparse por las necesidades normales que la mayoría tiene. Pablo aconseja: "Quisiera, pues, que estuvieseis sin congoja. El soltero tiene cuidado de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor; pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer" (1 Corintios 7:32-33). Los que son capaces de recibir y someterse a esta instrucción sin estarse quemando, es mejor que se queden solos y que se ocupen completamente en las cosas del Señor conforme a su don dado por Dios. Sin embargo si uno no puede aguantar, es mejor que se case y no estarse quemando (1 Corintios 7:9). Cada estado, sea casado o soltero, es lleno de bendición a menos que sea conforme a la voluntad divina de Dios (1 Corintios 7:17).
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