La tema del Espíritu Santo es una de las mas confundidas en el cristianismo. Por toda la confusión sobre el Espíritu Santo, hoy día la profecía de Pablo se cumple: "Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oir, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas" (2 Timoteo 4:3-4). En lugar de aceptar la plena enseñanza de la Palabra de Dios, muchos buscan una "experiencia especial" que no es conforme a las Escrituras.
El bautismo con el Espíritu Santo (no por el Espíritu Santo) ocurrió cuando Cristo bautizó su iglesia en el libro de Hechos para:
1) Hacer la obra del evangelismo (Hechos 1:8) y
2) Afirmar la autenticidad que esta nueva Iglesia era de Dios.
Después del libro de Hechos nunca se menciona de nuevo el bautismo con el Espíritu Santo.
Lo que pasa hoy en día es que nosotros recibimos el Espíritu Santo no por hablar en lenguas extrañas, ni por otro método humano, sino por la fe en el Señor Jesucristo.
La Biblia registra que toda persona inconversa está sin el Espíritu de Dios. "Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él" (Romanos 8:9). "Estos son los que causan divisiones; los sensuales, que no tienen al Espíritu" (Judas 1:19).
Toda persona sea impía, perversa, buena, o religiosa que nunca
se ha arrepentido y recibido por fe al Señor Jesucristo como su
Señor y Salvador no tiene el Espíritu Santo en ella.
La Biblia dice que se recibe el Espíritu Santo como un don de
Dios (Hechos 11:17; 2 Corintios 5:5) en el momento de conversión
es decir cuando se arrepiente y cree en el Señor Jesucristo.
"En él también vosotros, habiendo oído la palabra
de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído
en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión
adquirida, para alabanza de su gloria" (Efesios 1:13-14).
Este versículo nos enseña que ellos habían
oído la Palabra de Dios y habían creído en Jesucristo como
Señor y Salvador y por lo tanto después recibieron el Espíritu
Santo el cual les selló hasta el día de Jesucristo (Filipenses
1:6). No tuvieron que hablar en lenguas o tener una experiencia
especial para poder recibir al Espíritu Santo sino lo recibieron
por fe en Cristo Jesús. "Que en Cristo Jesús la
bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por
la fe recibiésemos la promesa del Espíritu" (Gálatas
3:14).
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