María de Betania vivía con su hermana Marta, en el pueblo de Betania (Lucas 10:38-39).  Jesús acudió a Betania, seis días antes de su última pascua (Juan 12:1) en la casa de Simón el leproso y le ofrecieron una cena (Marcos 14:3).  Durante la cena María trajo un vaso de alabastro de perfume de nardo puro y quebró el vaso, derramando este caro perfume sobre la cabeza de Jesús y sobre sus pies, que acto segundo enjugó con sus cabellos (Juan 12:3).  Este fue gesto de adoración, de gratitud y de testimonio dado a la grandeza de Cristo.

Judas y algunos de los discípulos reprobaron este acto, calificándolo de desperdicio, pero Jesús declaró: "De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que esta mujer ha hecho, para  memoria de ella" (Mateo 26:6-13; Marcos 14.3-9).  Pues como usted puede ver y entender, esta mujer ofreció TODO lo que tenía, ya que el perfume que ella quebró valía mucho dinero.
 

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